lunes, 19 de julio de 2021



                                         2019 SAN PETESBURGO


-¿Y como tendremos que llamar a ese nuevo fuerte del zar?

Le preguntó Nikita a Procopio

-La fortaleza de Pedro y Pablo.- Respondió este. –Cuando me fui hablaba de construir una ciudad



allí. Ya sabes que a veces tiene esa clase de ocurrencias repentinas.

-¿Una ciudad? ¿Allá en los pantanos?

-ya sé que suena descabellado. Quizá cambie de idea.

-¿Y qué nombre piensa ponerle? Quiso saber Nikita

-San Petesburgo, creo….

(Eduardo Rutherfurd. “Rusia” Pag. 534. Ed. Roca Editorial. 1era Edición. Arg. 2016)

El zar era Pedro el Grande. El año 1703. Su obsesión: Abrir Rusia a Occidente y ganar una salida al Mar Báltico. Rusia siempre había estado mirando hacia el Este, hacia la Siberia y hacia la tierra estepa

tártara y  hacia el sur, hacia el Mar Negro , Turquía, Constantinopla. El Zar Grande  quiso que Rusia mirara también el Oeste. Así nació San Petersburgo, como la ventana a Occidente. Así amaneció el día

en San Petersburgo, con sol de agosto y el Barco en la banquina, justo en
  la desembocadura del Rio Neva y el Mar Báltico. Antiguamente fue una zona de pantanos, de allí el nombre del Río Neva que en sueco significa precisamente eso: “pantano”. Aquí me bajaré del Crucero, sigo por tierra y aire. Miro por última vez los destellos del mar desde el ojo de buey. El mar está sereno, una gigantesca vela de hierro y cristal emerge de las aguas, un edificio con un aire del Hotel Burj el Arab en Dubai, es la sede de la poderosa petrolera rusa, un poco más allá diviso la silueta del moderno estadio estilo  contemporáneo, ovalo reluciente, fue construido para el mundial de futbol 2018. Una primera impresión de una Rusia agiornada a los tiempos. Fue una impresión tan falsa como verdadera. Paradoja del pensamiento. Lo que veo es verdad, pero más allá se oculta la majestuosa ciudad imperial rusa. La ciudad de Pedro, con sus perfiles europeos, fachadas itálicas, grandes palacios, hermosos colores pastel, rodeada por canales y puentes, a semejanza de Amsterdam, a semejanza de Venecia. En Amstedam fue donde Pedro estudió de joven y aprendió todos los secretos de la navegación y la construcción de barcos. Rusia hasta allí no había sido más que una enorme extensión de tierra y estepa con pueblos tártaros, esteparios, cosacos y turcos y osos blancos de la Siberia: un pueblo guerrero, brutal, rústico, profundamente creyente de la ortodoxia cristiana, añorando siempre los aires de Constantinopla y orgullosa de llamarse la “Tercera Roma”. Siempre recelosa del Occidente cristiano romano, de los polacos y germanos, de los suecos y vickingos, hasta que llegó Pedro y luego Catalina y abrieron sus puertas, copiaron el barroquismo constructivo, compraron sus pinturas renacentistas, contrataron  sus arquitectos italianos y artistas flamencos y se lanzaron a ser el Imperio Tardío. Así nació esta bella ciudad de San Petesburgo, la  metrópolis más cercana al Polo Norte, que se tiñe de gris blancuzco la interminable noche 
blanca en los junios de cada año,  cuando no viene la noche, cuando no se va el día y los cielos estallan en reflejos de colores de la aurora boreal, cuando ya hace rato que se han ido  las nieves, y se licuó el enorme manto de hielo que se convierte el Neva en Invierno, una autopista de patines y trineos. San Petesburgo, de los puentes y canales.

 

 

 

                       La Fortaleza de Pedro y Pablo

La imponente y altísima  torre del Convento coronada con un Angel Alado en la punta marca el punto más alto de San Petesburgo,  es el centro de la fortaleza de Pedro y Pablo, la fortaleza de los pantanos, de la tierra sucia,  allí donde nació todo, a un costado del Neva. Al centro la Plaza de Armas con sus barracas, celdas y catacumbas y a un costado la Iglesia de una ortodoxia de lo más pura con el altar enmarcado por un iconostasio magnífico con obras de los más célebres pintores rusos de Iconos religiosas: rostros, barbas, miradas penetrantes, trajes rojos y azules y bañados en oro, mucho oro en los cuadros y en las paredes y debajo de los mármoles fríos y silenciosos que contienen los restos de los Zares, de Pedro y Catalina y del úimo zar Nicolàs II recuperado de su ignota tumba destino después de la muerte a manos de los bolcheviques durante la Revolución. Luego vendrá  para mí, el momento más emotivo y conmovedor. En una salita exclusiva, especie de bóveda cerrada y escasa ornamentación, casi nula, salvo la erguida cruz griega que preside el lugar, un grupo de circunspectos monjes ingresaron por una puerta lateral en el  más profundo silencio; tomaron su posición al estrado, y el Monje mayor se dirigió a nosotros en un incomprensible y cerrado ruso, luego vinieron los cantos. Un par de canciones propias de su cultura. Las voces parecían salidas de cajas sonoras, unas graves, otras agudas, creaban una atmosfera irreal. Era tal el efecto de aquellas voces corales que parecían no ser humanas; más bien parecían celestiales. Me conmovió. Me produjo un profundo escozor, mi piel se erizó. No recuerdo haber escuchado algo semejante. Movió mis sentidos; mis retinas retienen el cuadro y mis oídos la musicalización de aquellas más me sorprende la forma que tratan las voces salidas de un idioma tan fuerte y rústico.


Se apagaron las voces del coro, aún no es tiempo para que suene el magnífico carrillón del campanario; el silencio guarda el sacro santo respeto por las tumbas de los zares que allí descansan…  Cruzar el río Neva es como una necesidad diaria. San Petesburgo está a una orilla y la otra. Durante toda mi estadía pasaré de un lado al otro, por sus puentes o con sus lanchas. La vista de los perfiles de la ciudad es magnífica, vasta dejar vagar la mente y explotar los sentidos. De seguro que el registro fotográfico siempre será insuficiente.

“Así empieza el más importante poema de la lengua rusa.


El Jinete de Bronce “ Compuesto por Alekander S. Pusshkin en torno a la escultura de Pedro el Grande

“En orillas de olas desoladas

Se irguió El, lleno de grandes pensmientos,

Y miró a la distancia. Ante sí el amplio

Ris se apresuraba; una pobre barca sobre el

Languidecía solitaria, Y pensó El:

Desde aquí amenazaremos al sueco.

Aquí será fundada una ciudad

Para mal del vecino arrogante

La Naturaleza nos ha destinado aquí

Para abrir una ventana a Europa.

Poner pie sólido frente al mar.

Hacia aquí, sobre olas nuevas para ellos

Todas las banderas nos visitarán

Y festejaermos en grande”

http://jlgs.com.mx/articulos/arte/el-jinete-de-bronce-1/

 




La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada

Ahora,  al otro lado del Neva, donde la Sangre Derramada del Zar Alejandro II se convirtió en Catedral Ortodoxa, levantada justo donde fue muerto el Zar por un atentado revolucionario. Un templo ícono del arte constructivo ruso junto a la Catedral de San Basilio de Moscú con claras reminiscencias bizantinas. En el 2018, cuando se transmitió el Mundial de Fútbol vi esta iglesia casi como fondo de pantalla, es que el Centro de Información de la Fifa está justo enfrente. Soñaba con estar aquí, en este preciso lugar que ahora estoy. A orillas del canal Griboedova se salzan los hongos, las cabezas de cebolla del templo, algunas doradas y otras de vistosos colores y aplicaciones que semejan orfebrería. Relucen con el sol de verano. La belleza de esta Iglesia no se agota, se renueva y se replica en cada arcada, en cada dintel, en cada muro en cada ventana. Parece un obsequio de la arquitectura rusa a la arquitectura occidentalizada, europeizada con que fue construida  San Petersburgo. Lo guardaré celosamente en mi inventario.

El Sueño del Neva Nevado


San Petersburgo está atravesada por dos ejes bien marcados: El Río Neva serpentenado en varias orientaciones   y la avenida Nevsky de Este a Oeste, por lo tanto transitaré por esta ciudad a pie  por tierra por la ancha avenida Nevsky y en bote por Río por el Neva y sus canales. La Avenida Nevsky, antigua ruta a Moscú, es un cofre que guarda valiosas joyas de la arquitectura. Diseñada amplia para un país amplio, bordeada por prolijas construcciones con aire y arte italiano, florece en luces al anochecer que por estas épocas de agosto parece no llegar nunca. Victoria Drey las llama “las joyas escondidas de la avenida Nevski en su blog www.es.rbth.com/viajes/2017/07/03

La recorrí de ida y de vuelta, varias veces, siempre entre multitudes especialmente de jóvenes. Es manifiesta la racionalidad y orden en la construcción de esta ciudad. Toda la edificación con una altitud uniforme y  marcado sus límites por la traza de la altura del Palacio de Invierno. ¡Nada más alto! ¡Nada por encima! Todo tan claro como mandato ruso. Sin embargo, la esquina de la Casa Singer Nevsky 280 sobresale con una cúpula y torre que rompe la hegemonía; casi la excepción que confirma la regla, una construcción art Noveau , hoy casa del Libro o Domknigi. Claro que para construir la cúpula requirieron permiso del Zar. ¿y por qué tan importante la Casa Singer? Porque Rusia supo ser la principal cliente de las famosas máquinas de coser. En virtud de ello, la empresa construyó este emporio y se dio el lujo de ponerle una cúpula, cosa que solo está reservada para los templos.

Siempre movió mi curiosidad saber por qué en Rusia gusta tanto Natalia Oreiro y Andrea del Boca. Claro que no lo sé, pero aventuro una teoría. Conocida es la inclinación que tenían las costureras argentinas por escuchar los lacrimógenos culebrones del Teatro Palmolive del Aire en horas de la tarde. Si las costureras rusas tienen las mismas o parecidas costumbres, no sería raro que vieran y escucharan los teleteatros y por allí se cuelan la Oreiro y la Del Boca. Pura teoría. Lo cierto es que mi madre que solía cocer para afuera con su vieja Singer, siempre escuchaba las Radio Novelas de Fernando Siro y Elcira Olivera Garcés.

En la esquina de Nevsky 56 se levanta un templo modernista; el Eliseiev Emporium, decorado con grandes esculturas de estilo Greco Romano, fue construido en 1903 por unos ricos mercaderes de apellido Eliseiev. Hoy es uno de los cafés más famosos del mundo. Desde la calles se ven unas deliciosas y tentadoras vidrieras. La tentación me llevó a entrar. En su interior había una inacabable muestra  de tentaciones exquisitamente presentadas, una fiesta para la vista. Probé sus chocolates y compre sus chocolates. Luego seguí por la Nevski entre gente, recitadores de poemas, e improvisados cantantes de rockandroll ruso. Me atrajo la cúpula de la Catedral de Kazán así que crucé por los túneles subterráneos que conectan con la otra acera para ver de  cerca la columnata del Mariscal, especie de foro romano a cuyos fondos reluce la Cúpula de la Catedral de Kazan.

No creo que se pueda decir que si conoces la Avenida Nevski conoces San Petersburgo, lo que sí podría afirmar como una premisa fundamental es que si no conoces la Avenida Nevski no conoces San Petersburgo. En ese ir y venir no puedes eludir cruzar el Puente Anishkov sobre un pequeño rio con aspecto a canal, el Fontanka, paso obligado del viejo camino a Moscú. Ya el Zar Pedro El Grande, fundador de esta ciudad, lo había mandado a construir en madera, su constructor fue el Ingeniero Anishkov de quién hoy lleva el nombre,  luego vinieron las piedras, el hierro, los ladrillos y las bombas de los Nazis durante el cruento sitio de la ciudad que lo redujo a escombros y otra vez el falso derrotero del hombre: Construir-Destruir-Reconstruir… Sobre el mismo puente se yerguen cuatro esculturas de bronce cual si fueran las puertas que se abren y se cierran con el puente levadizo,  de briosos caballos salvajes tratando de resistir a las intenciones de rudos domadores cosacos. https://es.rbth.com/cultura/2014/06/04/los_caballos_de_clodt_historia_de_un_desconocido_icono_ruso_40603

La tarde se presta, templada, soleada, calma. Después de una larga caminata viene muy bien un café. Nos sentamos en un café a las orillas mismas del Fontanka. Luego a seguir. Mi primer paseo ruso con aire francés, bien vale entrar en las galerías comerciales que abundan por la Avenida Nevski. Visité el “passage” que como le nombre lo indica entra por una calle y sale por la otra, tiene un techo abovedado y desde sus alturas se descuelgan figuras humanoides totalmente verdes, corriendo por las corrientes, unos van y otros vienen, trepados a los stands, desafiando a la gravedad. Por debajo, la gente pasea, mira, compra, habla. Hay hombrecitos verdes por las ropas, entre los anteojos, en los techos: se trata de una intervención artística de Andrey Bertenev, joven y extravagante artista contemporáneo ruso.

Che, para que serán estas canaletas? Se repiten y se repiten por cientos. Bajan de lo alto de los edificios y abren sus bocas en las veredas húmedas.  Cada edificio tiene las suyas. Recorren toda la Nevsky, recorren todo San Petersburgo. Son las canaletas de drenaje de sus deshielos, de los desagües de tanto hielo y nieve. Estamos cerca del Polo Norte, el hielo por aquí es moneda corriente y gran aliado de las defensas militares rusas. Durante la primavera de los deshielos, todo se transforma en barro y en el barro quedó estancado Napoleón con sus carros y cañones y quedaron varados los tanques de Hitler; en barro y sangre se hundieron sus soldados. La canaleta es una solución y  el hombre busca siempre la solución a los problemas que le presenta la vida a diario.  Por algo tiene conciencia, por algo razona. Sin la razón, sin la conciencia no podría sobrevivir. Somos uno animales indefensos frente a la naturaleza, por paradójico e inconveniente que parezca este pensamiento en tiempos de calentamiento global. Pensamientos sobre la canaleta.

La caminata se detiene en la costa del Rio Neva,  a un lado está el  edificio amarillo del Almirantazgo , al otro lado el edificio verde agua del Palacio de Invierno.   Allí cambiaré el eje: dejo la Nevski y recorreré San Petersburgo en lancha, por entre ríos y canales: una manera imprescindible de ver a las ciudades construidas entre canales  Es el atardecer, pero el sol en su lenta caída parece no querer ausentarse. Además de ir tiñendo la atmosfera de amarillo rojizo resalta los contornos de la ciudad. La primera figura es la fortaleza de Pedro y Pablo a un lado, el Palacio de Invierno al otro, los perfiles de las casas casi uniforme de hermosos colores pasteles, y en la desembocadura del puerto  el antiguo buque de guerra “Aurora” luciendo como reliquia el cañón que disparó el cañonazo consigna para iniciar la revolución de  octubre que ocurrió en noviembre .https://www.diariolibre.com/opinion/lecturas/el-canonazo-de-golpe-que-cambio-la-historia-YB8553652 . La lancha dejó el Neva e ingresó por canales, pasó bajo puentes y pasadizos, junto a jardines y alcobas, junto a ajimeces  y balcones,  junto al colorido mundo de la Catedral de la Sangre Derramada, junto a la historia de este pueblo que  entre nobles, burgueses y proletarios bañaron los canales en sangre,  junto a terrazas y bares, y picnics en los parques. El sol no termina de caer, unos jóvenes rusos se divierten sobre la cubierta de una lancha entre brindis y bailes, sobre el ancho río hay un intenso trajinar de deportistas, paseantes, turistas, marineros y enamorados. Confirmo la impresión que ya traía: San Petesburgo es una ciudad Imperial, aquí luce y reluce el Águila Bicéfala símbolo de la Nobleza, territorio de Zares y Zarinas, de Nobles y Cortesanos, y galas afrancesadas. Quedó esta marca. No pudo la revolución enfrentar el tiempo y la historia. Vanos fueron los intentos por borrar la memoria. El cielo azul límpido, despejado, embarga de buen humor a los taciturnos y melancólicos espíritus invernales. Pasan los ocres, pasan los rojos, pasan los verdes: una fiesta de agua y colores, pasa la Casa Fabergé, antigua casa de orfebres y talladores de los famosos huevos con incrustaciones de pedrerías y colores dorados, objeto deseado como símbolo de riqueza y buen gusto,    aunque aún retumbe el cañonazo del Aurora, la gente aún espera la revolución que no fue pero costó millones de vidas. Pero así son los rusos. Rusia es más que una nación: es todo un continente. Vuelvo al muelle, vuelvo a la Nevsky, haré el camino inverso hasta la Rotonda de la Vosstanisha, frente a la estación de trenes, allí está el hotel. Las luces que iluminan todos los edificios le dan a esta avenida un aire de ensueño, de cuento de Zares y Princesas de  mamushkas se guardan, se protegen, unas dentro de otras. La noche ha llegado.

El Crowne Plaza está justo frente a la vieja estación de Leningrado, hoy devenida en un elegante shopping a pocos metros de la gigantesca rotonda de Vossistanya, en el cruce de la Nevski y la Ligovski. Es mi morada en San Petersburgo , el barrio donde vivió su estadía en esta ciudad el gran escritor ruso Fiodor Dostoievski y donde escribió y hace vivir a sus personajes en  “Crimen y Castigo”. En tiempos actuales  de turismo industrial todos los espacios se modernizan, se embellecen, se conservan, se perfuman y allí radica la diferencia de este lugar ahora y en  los tiempos de Dostoievski donde la industria era pesada, ruidosa y sucia y en vez de turistas perfumados había obreros proletarios pobres y marginados.

“El calor era sofocante. El aire irrespirable, la multitud, la visión de los andamios, de la cal, de los ladrillos esparcidos por todas partes, y ese hedor especial tan conocido por los petersburgueses que no disponen de medios para alquilar una casa en el campo, todo esto aumentaba la tensión de los nervios, ya bastante excitados, del joven. El insoportable olor de las tabernas, abundantísimas en aquel barrio, y los borrachos que a cada paso se tropezaban a pesar de ser día de trabajo, completaban el lastimoso y horrible cuadro. Una expresión de amargo disgusto pasó por las finas facciones del joven…” Crimen y Castigo-Fiodor Dostoievski-Cap. 1.

 

 

 

 

PALACIOS, LAS DOS ESTACIONES

Los palacios fueron la debilidad de Zares y Zarinas. Desde que esta ciudad fue decretada capital del Imperio Ruso, los Romanov se esforzaron por parecerse a Occidente y tomaron como muestra la Francia de Luis XIV, su autocracia y su obsesión por Versailles con el fin de agrupar a la Corte y los Cortesano en un solo ámbito. Acá están los Palacios de las Estaciones: El Palacio de Invierno y el Palacio de Verano. El Palacio de Invierno fue construido alrededor de una gigantesca plaza de armas por Isabel I Zarina,  hija de Pedro el Grande. En el ámbito de la Plaza del Palacio se han desarrollado los grandes acontecimientos de la historia de Rusia desde el 1700 al 1917, concluyeron “por ahora”, con los ecos que aún resuenan,  cuando en Noviembre de 1917, la masa del pueblo ruso, hecha una turba incontrolable, irrumpe en la plaza y exige la destitución del Zar Nicolás II, depuesto y encarcelado junto  su familia, previo a la ejecución a punta de pistola. Al centro de la Plaza se yergue una inmensa columna de mármol, la columna de Alejandro (https://www.wdl.org/es/item/4205/). El ingreso a Palacio es por un pórtico con forma de Arco de Triunfo  con una cuadriga de seis caballos (vaya paradoja) al estilo romano. Fue diseñado y construido por el arquitecto italiano Francesco Bartolomeo Rastelli por orden del Zar Pedro el Grande.  Justo frente, al otro lado de la plaza está la ermita que construyó la Zarina Catalina, amante del poder y de varios hombres,

para vivir su vida tumultuosa, recluida en esos aposentos. La ermita de Catalina se convirtió luego en el Hermitage, un gigantesco museo, el Segundo más importante del Mundo. La Zarina fue amante de las artes e invirtió fortunas reales en adquirir una colección impresionante de obras de arte. Entrar al Hermitage es uno de los grandes momentos que tuve y tengo con el arte; vine con una idea fija: ver la Danza de Matisse y no estaba; había viajado a Moscú  para una muestra allí, pero sí vi otros Matisse de la serie de la danza y otros, vi otros Rembrandt (Hijo Pródigo), vi VanGogh, vi Touluse Leutroc y vi muchos otros, aquí hay arte hasta hartarte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Palacio de Verano está en las afueras de San Petersburgo, en una localidad que ahora lleva el nombre del poeta más importante de Rusia: Pushkin. Fue construido por Catalina entre bosques y caprichos imperiales. Un fastuoso palacio con pretensiones de Versalles. Pobló sus salas con obras de arte de famosos pintores de la Europa Occidental. Una explícita manifestación de poderío y riquezas. Su frente de estricto estilo rococó devoró más de cien kilos de oro en esparcidos en sus relieves y molduras. Rodeada de jardines, fuentes y esculturas, pretensión de zares imperiales con deseos de emular occidente y a los Luises franceses. Las fuentes de los jardines del Palacio de Peterhoff, pues así se llama, son un espectáculo en sí mismo, inspiradora de romances y paseos cortesanos en los atardeceres del Báltico. Fuentes de agua y vida para un palacio de Verano: La Gran Cascada, fuente principal que drena sus aguas en el golfo de Finlandia, a los pies de la entrada principal al palacio, la fuente de Sansón con su boca de león, las fuentes romanas, la boca del Dragón . Rodas y cada una tiene su atractivo. En Invierno las fuentes se inmovilizan, sus chorros de agua se congelan, las figuras parecen castillos de hielo, lo líquido se hace sólido, mudan su belleza. Entre tantas fuentes, existe una, cercana a los Viveros que se caracteriza por lo divertida, en su paseo circundante existen chorros sorpresa que se abren cuando menos lo esperas y te empapan de arriba abajo, fue obra de un Zar  jocoso que disfrutaba con el alboroto de sus visitantes cuando se veían debajo de los chorros de agua sin esperarlo. Una experiencia que compartimos con Tedy. Los Jardines y las Fuentes de Peterhoff son muy bellos https://toursgratissanpetersburgo.com/.

 

 

 

 

 

 

 

Sobre el costado izquierdo del Palacio, si lo miramos de frente, surgen los cuatro hongos dorados, las cebollas tradicionales de los templos rusos, es el templo Ortodoxo Cristiano, y el toque Ruso frente al barroquismo Europeo del resto.

 

El Palacio de Verano, el Versalles de Catalina, una zarina poderosa, despótica, adúltera, y poco agraciada por la belleza. No Rusa, vino a Rusia desde Alemania casada con el Zar Pedro III al que mandó a matar por su amante Orlov para quedarse con el poder. Poder que ejerció con autoritarismo, por muchos años  y con buen gusto.

 

 

 

Patines de Plata :  Tuve un sueño. En él veía al Río Neva cubierto por una gruesa capa de hielo y nieve, convertido en una inmensa autopista de trineos, patines y skies. Estaba sobre los jardines del Palacio de Invierno y veía al otro lado la ciudad de las Universidades, de los Museos, de las Fundaciones. Como en sueños todo es posible; crucé sobre el hielo con suaves deslizamientos, con giros y contorsiones, montado sobre un par de patines de hielo. En la otra banquina había un perro atigrado que  permanecía sentado y vigilante. Me mira. Le acaricio la cabeza mansa y tranquila.  Sorpresivamente se transforma en una estatua de bronce. Allí me desperté. Pero el perro sigue allí en verano. El Río Neva en agosto es un caudaloso río, ligero y correntoso.  https://www.netflix.com/us-es/title/81418071

 


sábado, 30 de enero de 2021

Cartagena de Indias.Colombia.2019.



Cartagena la de Indias, Cartagena  la del Caribe  la de aguas traslúcidas y templadas,   teñidas de turquesa y oro, refugio de corales y peces de colores,  y del temible tiburón  amenazante y voraz, tan voraz como aquellos piratas de parches y patas de palo que  azolaban sus playas de arenas blancas  vírgenes  tan vírgenes como las muchachas  indias codiciadas por los corsarios que la querían 
vírgenes, y rompían a cañonazos los muros que la encerraban. Es que dentro de las paredes se escondía el
 objeto de su deseo y de la codicia del  español hambriento de tesoros,  oro  y “justicia divina”.  Allí moraban  los tiranos y despiadados Inquisidores mudados desde Europa a tierra  americana con fines santos “non-santos.
 Tenían su casa de dolores y martirios con
  patios andaluces interiores en donde  las flores  no podían ocultar los rostros  de dolor y sufrimiento de  inocentes  de cuellos blancos, negros ycobrizos, que esperaban en sótanos sucios en compañía de ratas y alacranes,  la soga que les quitaría el aire, sólo porque creían  que  la lluvia no cesa  hasta  ofrendar un venado al  dios pagano y que los males se curan con hongos y efluvios  de serpientes. El sello de la conquista dejó aquí duras raíces, fue Pedro de Heredia  su fundador arrebatado por perdidos amores a Catalina la India más bella entre las bellas. Se trazaron calles, se levantaron
moradas y templos, y balcones
  
interminables cubiertos de flores y malvones rojos y decoradas barandas de madera tallada y se crearon mercados de frutos y de esclavos,  de negros esclavos que bajaban
 de   los barcos arrastrando gruesas cadenas y cabezas gachas
incubando rencores y echando raíces. Llegaron los tiempos dela Libertad. Esto es Colombia, no España, aunque España no

está dispuesta a perder su joya sobre el Caribe y a sangre y fuego fusila y mata. Los mártires
  cayeron, pero el pueblo siguió. Revivió con nuevos colores, vistió los frentes con  
matices pasteles y colgó guirnaldas de colores en sus calles festivas, Inventó poetas y cobijó
escritores y cerró la grieta a fuerza
  de cumbias y vallenatos. Cuando el sol se pone y tiñe sus playas de color oro, y vuelven los pescadores con el fruto de su trabajo y los cañones del fuerte extienden su sombra
agigantando su figura silente y vacía, porque hoy los piratas llegan

en aviones, cuando comienzan a encenderse las luces del pueblo viejo y un aire ceniciento lo cubre todo y el ritmo
  cambia, pasa del trabajo a  fiesta y los carros con un caballo pasean por la ciudad turistas y enamorados. Ese aire no puede perderse y subimos a uno de ellos a pasear nuestra curiosidad mientras jóvenes cazadores de

dólares sueltos
  nos siguen al pie,  cantando un rap para Di Caprio que a todas luces van dirigidos  a mi amigo Tedy  y se llenan los
bares y cierran las barberías que lucen aires de otros tiempos luego de un día cortes y afeites. Buscamos en lo de Marzola el chorizo y la tira asada en medio de un aire argentino de esta américa globalizada. Estilo de cantina llena de filete, gardeles, banderas y camisetas del fútbol. La de Newells por supuesto y salimos satisfechos con las carnes asadas. Mañana cenaremos mariscos y perscados recièn salidos del mar. Por sus calles deambulan vendedores de toda laya: billetes de lotería, frutas frescas tropicales, cuadros recién pintados, máscaras africanas y copita de ron. Las palenqueras ofrecen su imagen para la foto y rodajas de ananá. Negritas muy bien cuidadas con sus faldones largos y colores de colombia. La tradición viene de Palenque, suburbio negro de cumbia y candombe.


Cartagena es tal cual la soñé llena de ritmos y colores, tal cual la imaginé mientras acompañaba a Florentino Ariza por burdeles y a escondidas en los relatos de los tiempos del cólera que describe García Márquez en "el amor en los tiempos del cólera". Una ciudad caliente y cálida que sólo se puede describir poesía. Sólo se puede describir con una pluma nobel. "Cartagena de Indias es un bocado suculento, apetitoso y agradable para quienes toman como protagonista de sus poesías. Cada poeta que llegaba al corralito de piedras, sentía el llamado de las profundidades de la historia y de las leyendas que le narraban las musas" José Guillermo Daniels García. www.ciudadpaz.com


"...tus playas son el reflejo/de la luz que el sol alumbra,/ y tus noches cautivantes/a toda gente deslumbra./ Con mirada y paso firme/todos quieren transitar,/tus calles y callejones/disfrutando de su andar. /Y cuando en coche paseas/tus emociones no encubres,/cuando el jinete describe/su historia mientras descubres. /Que la magia está en la historia/y lo bello que aquí encuentras y por muchos es llamada/
el corralito de piedras./Y que hay de su bella india/ a quien llaman Catalina,/en su espigada figura/a todo el mundo fascina....y las negras palanqueras/con sus trajes coloridos,/te ofrecen dulces y frutas/agitando tus sentidos....Cartagena hermosa eres/de Indias serás llamada,/ven aprecia su belleza/de día, noche o madrugada".Clarisel Mendoza Ladeu

Cartagena de Indias          Jorge Guillén.    !Cuanta España a quedado por aquí/por estas calles y por estas plazas. Largos balcones como corredores / y rejas de madera con balaústres sobre las ventanas/patios profundos de toda Andalucía. Ante el mar la ceñuda fortaleza/que los tesoros guarda.Y también imponente/ obra sí de los Romanos-la muralla y todo bajo el sol/de trópico, luz y palmeras altas/o tempestades súbitas/ de inmensidad con fábula/y negros, indios y blancos/generosos de lengua castellana! Cuánta vida a dejado por aquí/la España desgarrada.

Meira del Mar - Romance a Cartagena! Ay Cartagena de Indias, bien nacida y bien nombrada!/ !He de tejer un romance para tu sien levantada!/Morena y erguida sola,  de piedra y sueño forjada/ prendida de cuatro clavos tu me has quedado en el alma./Cuatro clavos de recuerdo, fina punta, dura plata-y el puñalito de oro que sabe hundir la nostalgia!
Cartagena la de Indias, bien nacida y bien nombrada 
Eduardo Lamaitre

La Piratería Amenazante/   ..desde que los piratas violaron tus altares/
cayeron tus murallas, decrépitas encinas/
y en tus escombros tristes, mil fúnebres collares/
dejaron a su paso las balas asesinas.



Extraído del libro " El amor en los tiempos del cólera" de Gabriel García Márquez./ "El Dr. Juvenal Urbino hacía sus visitas de la tarde en un Lando con dos caballos alazanes dorados, luego cambió por una Victoria de un solo caballo cuando ya los coches empezaban a desaparecer del mundo y los únicos que quedaban en la ciudad sólo servían a los turistas". Había guirnaldas de papel en las calles, música y flores y muchachas con sombrillas de colores y volantas de muselina que veían pasar la fiesta desde los balcones. En la Plaza de la Catedra´, donde apenas se distinguía la estatua del Libertador entre las palmeras africanas y las nuevas farolas de globos. De las cantinas sórdidas salía el trueno de música de parranda sin Dios ni ley del Pentecostés de los pobres." 
El Libertador




Más allá del casco antiguo que sabido es, guardado por las piedras de las viejas murallas, donde fijó su bandera el poder, virreyes y gobernadores, jueces e inquisidores, obispos y pastores, comerciantes y mercachifles y barberos a granes. Cartagena tiene otro barrio donde cunde la bohemia y los excesos de pobres. Fuera de las piedras, apenas cruzando el paseo donde cayeron los Mártires de la Libertad deseada, donde remonta vuelo el Pegaso marcando la entrada a Puerto. 
El Bario de Getsemani: barrio pobre de retaguardia, lleno de colores y gigantescos murales, de bares de cerveza y refrescos de frutas frescas: tamarindo, níspero, piña, maracuyá, guayaba, mango, banana guanabara, gente mestiza de una nueva raza más alegre y sentida, de ánimos colores de mar Caribe. Pacientemente sentados con miradas pícaras y curiosas hacia el nuevo invasor: el turista. Atrás quedaron los piratas y los impiadosos hidalgos españoles. Los cargosos turistas son muy generosos: con sus monedas duras alumbraron la oscuridad de la pobreza. Cualquiera debe quedar encantado con la magia de sus calles de sus paraguas colgados y guirnaldas de papel, de bares saturados de mar y bohemia y sus paredes  acariciadas por los pinceles de artistas callejeros. Cartagena. Colombia. Mi corazón está contento contigo.