TAORMINA TAUROMENION : El florido balcòn del Jónico

El sol brilla sobre el naranjero. Expande la luz disimulando la frascura de su sombra. Taoermina parece disfrutar su condición de balcón suspendido sobre el Mar Jónico. Como telón de fondo, recorta su silueta humeante y atrevido, El Etna, quien aún lava los pies de amianto de algún Dios Griego sumergido en su lava incandecente. Bella y atractiva, esta ciudad siempre fue codiciada por todos los conquistadores y por nosotros también. Aún resuenan en sus ruinas los coros del teatro griego como desafiando al rugido del volcàn, mientras que sus habitantes actuales cuidan primorosamente el aspecto burgo medieval del ciudad y por ello, no dejan entrar a la peor pesadilla de las ciudades actuales: el automòvil. Aquí hay que subir a pie, entre tupidas vegetaciones hay que trepar la cumbre por pasillos y pasadizos de empinadas escaleras bordeadas de fusias y magentas Santa Ritas en flor. Asomado al balcòn sobre el jónico guerrereo, teñí mis retinas con anilinas del tiempo, para que nunca se borren. Bajamos felices. Nos espera Nexus para bañar los cuerpos en las aguas azurras y mediterraneas.