Dice Stephan Zweig en su libro: Los momentos estelares de la historia:
" " A la una de la madrugada ( 30 de mayo de 1453) el Sultán de la señal para comenzar el ataque. Agitando los estandartes y al grito de ¡Alá! repetido por tres veces, cien mil hombres se lanzan con armas, escalas de cuerda y garfios contra las murallas, mientras suenan simultaneamente charangas, címbalos y atabales..."
Cayeron los Bachibozucos, jóvenes semidesnudos, víctimas propiciatoria para cansar a los bizantinos. Cayeron los Anatolios, guerreros disciplinados y bien adiestrados. Van cayendo los Jenízaros, flor y nata de los ejércitos otomanos. Por unos instantes parece que la férrea defensa de sólo 8000 hombres va a salvar a Constantinopla de la caída... Pero una trágica casualidad, tuerce el curso de la historia. La llamada KEKAPORTA ha quedado abierta por un incomprensible error. Una pequeña puerta sobre la segunda lìnea de murallas, sólo usada por peatones en tiempos de paz y cuando las puertas principales estaban cerradas, ha quedado abierta, olvidada en la agitación general. El fin esta al caer... "
Una estaciones más adelante, bajamos del tranvìa con Mingo para obtener el socorro de un mingitorio, un barrio donde todo era taller mecánico, varias manzanas enteras de talleres uno al lado del otro. Sobre la calle de enfrente entramos a un Mercado abierto comunitarios. Abarrotado de mercadería, alimentos de muy buen aspecto y a precios muy bajos en relaciòn con los nuestros. Volvimos a la misma estaciòn de partida. Fue muy interesante comprobar el paso del tiempo con sólo traspasar una puerta.
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