viernes, 14 de agosto de 2015

Milan, Italia, 1999: Las rosas azules en estación Brenta

¡Ví ROSAS AZULES ! Aseguro que vì ROSAS AZULES. Llegando al mediodìa buscamos la entrada del Metro más cercana. Habíamos abandonado la plaza del Duomo, luego de apreciar los grabados en bronce de sus inmensas puertas. ¡Esos artistas envidiables! Con todo el tiempo y el dinero para hacer estas obras que atravesaron los siglos. Entramos al túnel. La línea 3 amarilla nos llevarà a la estaciòn Brenta: allí buscaremos identidad y conexiones con los ancestros de Mabel. Brenta es su apellido paterno. Tuvimos un recorrido de seis estaciones antes de llegar. El Metro o Subte como nos gusta llamarlo en Argentina, era excelentemente bueno y aseado. Me encanta moverme en subterràneos; debo tener algo de topo. Llegamos a nuestro destino y allì nos econtramos con profusiòn de Brentas, tanto bajo como encima de la tierra. Estaciòn, avenida, hotel, bar, etc. A la salida soleada y luminosa nos encontramos con un barrio universitario. Una gran placa de bronce indicaba que aquella avenida era precisamente Avenida Brenta. Aspiramos el aire otoñal de Milàn, mientras nos situamos en tiempo y espacio y... ¡ Allí estaban! Justo en la esquina lucìa resplandeciente un surtido puesto de flores. Ocaciòn inmejorable para la galanterìa italiana. Los hombres obsequian flores a sus mujeres. Recuerdo el eslogan publicitario de la única florerìa que habìa en Chivilcoy : "Dígalo con Flores" , una bella manera de decir. Justo en el centro de la escena, un jarron blanco contenìa dos docenas de ROSAS AZULES. Sí, tan azules y resplandecientes como el mar italiano. La curiosidad incurable que brota de lo novedoso nos llevò a indagar sobre sus orìgenes. La primera duda : -Son naturales o artificiales. -Ma, no, naturale cento per cento. El asombro se convirtiò en deseo. Nunca habìamos visto una ROSA AZUL. Compramos una por varias liras ( todavìa no estaba el Euro unificado) . Uno de sus pètalos terminò entre las pàginas de un libro que seguramente descansa en nuestra biblioteca. Algún dìa de re lecturas, aparecerà. Es grande mi curiosidad por saber si aùn conserva su brillante color azùl. Seguramente no se borrarà de mi mente, así que su azul no puede evanecerse con el tiempo. "Niña deja que levante tu vestido para verte. Abren mis dedos antiguos, la rosa azul de tu vientre" Federico Garcìa Lorca: Romancero Gitano- Preciosa y el aire

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