miércoles, 9 de septiembre de 2015

ESPARTACO EN EL COLISEO. ROMA 1999

Sobre la arena ausente, aún humedecida por sangre de gladiadores y esclavos, retumban ecos de una historia de pan y circo. Historia que se repite hasta hoy bajo otras formas pero bajo la misma necesidad de la polìtica. El Coliseo Romano, imponente estadio, resiste al paso del tiempo como mudo testimonio de un pasado de esplendor, gloria y muerte. Como integrante de la plebe, cuesta pensarme pidiendo el exterminio del vencido. Mi pulgar late, inconciente, queriendo apuntar al cielo. Poner "me gusta" como en facebook y salvar esa vida brava y sufrida. En este entorno posmo siento simpatìa por "el busca" disfrazado de guerrero romano a la caza de una pose, una foto y un dinar, enhiesto y sonriente ofrece su figura para el recuerdo. Esto me lleva a la historia de los baños pùblicos del Coliseo y la inagotable cratividad humana,más allá de los tiempos. Los baños estaban hechos de mármol, blanco y frìo y se ubicaban en largas hileras de excusados, uno al lado del otro. Los buscas, con su humanidad descubierta, sentados pacientemente, templaban aquel frio marmol, que luego alquilaban a los necesitados que buscaban un sitio tibio para posarse y deponer sus restos . Muy original y académico: " donde hay una necesidad, debe haber algo o alguien que la satisfaga". Me alejo del Coliseo, abandonando ya estas historias mortales y escatològicas, mientras cruzo una manifestaciòn numerosa, grandìsima, una serpiente larga que clama por manzanas prohibidas, bajando por las siete colinas rumbo al Lazio, La lucha por los derechos. Siento el retumbar del acero del indomable Espartaco en su combate sin concesiones por la libertad. Romas es historia viva de la humanidad.

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