martes, 14 de junio de 2016

1994. CORDOBA- ESPAÑA- DESCUBRIENDO A LUCIANO MAIA

En esta ciudad estaremos solo de paso. Durante el trayecto he entablado conversación con dos brasileros. Muy divertidos y amigables. Procedentes de Fortaleza, ciudad del Norte Brasileño, casi sobre la lìnea del Ecuador. Uno de ellos es pintor y el otro es poeta. Dos artistas. Fue con Luciano Maia, el poeta, con quién entablè una relaciòn más intensa. Luciano siempre con una gorra que cubrìa su cabeza y una sonrisa que parecìa dibujada en su rostro. Ama las letras y los idiomas. Acababa de publicar su primer libro de poemas : Jaguaribe (memoria das aguas). Un ejemplar dedicado guardo en mi biblioteca. Con el recorrimos los interiores del viejo centro urbano de la Córdoba antigua. Tambièn muros, tambièn puertas, tambièn rastros de muchas culturas. Pero en este caso con un marcado tinte Andaluz. Necesitado siempre de fuentes y jardines, balcones con malvones florecidos, muros blancos, muy blancos. En sus calles casi desiertas, aún resuenan voces del conflicto: Dos cumbres del pensamiento mundial se juntaron bajo una idea casi comùn: Averroes, el musulmàn y Maimonides el judìo. Dos genios del pensamiento que coincidieron en espacio y tiempo, para afirmar, más allà de sus diferencias: La Razón ocupa un lugar preponderante en la historia de la humanidad. Revalorizar el pensamiento aristotèlico que habìa permanecido en la oscuridad por siglos . Por aquellos tiempos pensar que la Razòn ocupa un lugar casi a la par que la Fe era una herejìa. Por ello fueron clausurados, acallados, reprimidos y por ùltimo exiliados. Uno muriò en Marruecos: Averroes y el otro en Egipto: Maimonides. Bien lejos de su tierra. Aquí quedò el recuerdo personificado en dos magnìficas esculturas con similitudes manifiestas: en ambas los pensadores permaneces sentados, ambos sostienen papeles, libros y plumas en sus manos. Entramos a la mezquita. Silencio. Los pasos resuenan entre sus 850 columnas de mármol y jaspe. Su uniòn describe figuras intermunables, clásicas arcadas arabes. Esta mezquita fue una de las màs importantes del mundo antiguo. El silencio: escencial. Bajo sus arcadas se discutìa filosofìa, se resolvìan problemas matemàticos, se intercambiaban conocimientos mèdicos. Maestros y discípulos. Fé y ciencia. Creencia y conocimineto. Silencio esencial para escuchar al otro, para reflexionar por sì. Llegamos a una de las alas donde està construìda la enorme Catedral Cristiana de Còrdoba. ¡Dentro de la Mezquita! Afueran florecen limoneros. Nos sentamos en un banco de madera, largo y austero, frente al altar con toda su magnificencia. Un hombre anciano se acercó lentamente y desde el asiento de atràs, le toca el hombro a Luciano: - Descùbrase . Le dice. Grandìsimo fue el desconcierto de Luciano, que si bien entiende y habla bastante bien el español, su conocimiento no le daba para tanto. Permaneciò impávido. Nuevamente y ya un poco màs severo: -Descùbrase . Luciano en actitud defensiva responde: - Estoy descubierto.... Cuando le pido a Luciano que se quite la gorra y que eso era lo que le pedìa el pàrroco, entro en una especie de shock de risa y gracia. Una anecdota en la Catedral de Córdoba. Luego de esta visita, tomaremos gazpacho y comeremos chorizos. Dejamos C{ordoba; la ciudad de S{eneca, Averroes y Maimónides. Nada menos. |La historia la escriben los grandes.

No hay comentarios: