miércoles, 31 de agosto de 2016

Hola París !

Llegamos bien temprano a la gare de Austerlitz. El viaje en tren de alta velocidad fue muy placentero. Al subir en la Estaciòn de Barcelona tuvimos que dejar nuestros pasportes al " guarda ". Él se encargarìa de presentarlos en migraciones francesas, ni bien el tren se detenga en la primera estaciòn de ese paìs. Mientras tanto, nosotros, ubicados en un còmodo camarote, dormimos al arrullo suave del bamboleo del tren en marcha. Como hijo de ferroviario y criado en un andés de estaciòn, los trenes para mì tienen poesìa. Estas estaciones ferroviarias francesas, repiten un formato , tal vez como resultan hoy los aeropuertos, parecen iguales en todo el mundo, sólo les falta la densa niebla del humo de las viejas màquinas a vapor. Tomamos un taxi y fuimods directo al hotel. Desde el primer instante, sentí una admiraciòn y una emosiòn mayúscula: Paris tiene un encanto que te cautiva desde el primer momento. La Plaza de la Republique fue nuestro primer destino. A escasa media cuadra de una de sus esquinas, estaba ubicado el hotel. Habitaciones de espacio reducido, acorde con nuestro presupuesto, en una ciudad que es cara. Bien que lo vale. Fueron dìas de largas caminatas, descansos en los tìpicos Cafés Parisinos, diseminados por toda la ciudad; los hay de renombre y los hay ignotos, pero todos igualmente exquisitos y con costumbres uniformes: Sopbre la barra el cafè a un precio, en las mesas del interior a otro precio un poco más caro y las que que estàn al exterior, con sus sillas tapizadas mirando hacia la calzada, y permitiendo disfrutar el escaso sol parisino, el precio más caro. Sobre la Rue Magenta encontrè un mercato; disfruto viendo los mercados, coincido con la idea que la gente es lo que come, tal vez por ello me gusta tanto visitar mercados: la poisonerie con pezcados y mariscos de todas partes del mundo, la pattiserie con masas y panes de lo mas diversos, pigeones y codornices en las pollerìas y los ! quesos franceses! la formagerie brie, camambert. roquefort, cuanto más olorosos más gustosos, en esta ciudad, te ofrecen el queso como postre o final de comida: suscriben a la idea que si lo ingestas de entrada, te quita el apetito; respetaremos sus costumbres. Los vinos, de la variedad que te imaginas y con precios que no son muy diferentes a lo que pagamos en Argentina. Pasé un gran momento en aquel mercado. En nuestra estadìa en esta ciudad, no dejamos nada de ver, entendiendo esto de " nada " como que vimos todo lo que pudimos ver. Paris en inabarcable, nunca terminaràs de ver y apreciar y recorrer todo Paris. Metro y caminata. Sorpresa en el metro de Paris: allí se cuelan al mejor estilo porteño, parecen gimnastas al saltar caballetes, molinetes, puertas invertidas o todo impedimento que quiera atajarlos. Al salir a luz en la estaciòn Montmatre me encontré con el modernismo puro de su mobiliario urbano; ya lo tenìa registrado por fotos en los libros de arte, pero aquì lo tenìa frente a mì. Sólo levantè la vista y se me colò el Moulin Rouge, otra metàfora de Paris. Este barrio es pura bohemia, desde tiempos ha, callejuelas de montmatre, empedrado lustroso, escaparates con sorpresas, color y vida, Dalì y Picasso, rastrear sus atelieres, el cabaret del Conejo , estatura gigante para en corto Toulouse Lautroc, la plaza repleta de cuadros y mercachifles, el aire de la blhemia lo cubre todo. Edith Piaf arremete desde un fonògrafo con el màs puro y nìtido sonido, una melodìa dulce y arrabalera, como era su estilo. Almorzamos en un uno de sus restaurantes, pequeño y agradable, artìstico y sabroso. Luego caminata, a cada paso un Patiserrie y creperie, croissant, baguette y pain francaise. El metro hacia Le Arc de la Defence, arriba, en lìnea con Le Arc del Triumph, allì una ciudad futuristaun forceps neoyorquino a la francesa, espacios amplios, cristal e hierro, altas cumbres, conos y cùpulas, una calle, una plaza, un patio, con Calder torciendo hierros cual si fueran nylon, rojos, naranja, bermellon, violento, segùn le de el sol, y más allà Mirò, mirò, color más color, puro como sale del pomo, cubriendo incomprensibles masas de materia informe monumentales. El contraste a que me sometiò la Defence resultò de mi entero gusto. Creo que los franceses hacen todo con mucho gusto. No pretendo narrar todos los panteones, torres eiffeles, plaza de la concorde, madelaine, opera y laffayette , champs eliseos y arcos, que ví. Sólo aplacar mi ánimo, controlar la ansiedad, sentarme a disfrutar el aire de Paris y sus manjares y vinos, comiendo quesos de postre.

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